6.7.12

El espíritu y la luz con que una madre carga a su pequeño son únicos
No hay en el mundo otra especie que los tenga
Yo he visto a dos metros de mí el decaimiento del semblante de una madre
 justo en el momento de su persistencia
Y he visto cómo el bebé sólo vive
Se agarra de la vida con una manita
colgado de la luna en cuarto creciente
Esboza el instinto en un bostezo.

La madre está, y el niño es
Pero hay madres que también son
Y hay niños que también serán.

En ese entonces el mundo siempre cobrará un sentido.

Veinte años sin Piazzolla

Comencé a escuchar a Piazzolla hace nueve años. Cuando llegué a Chihuahua, con la nostálgica expectación del que llega solo a una ciudad y una escuela nuevas, su obra era todo lo que mi corazón quería si de música se trataba. Llegaba de la universidad y mientras cocinaba podía escuchar Verano porteño o Milonga del ángel. Después, todo lo que hacía era estar solo, es decir, hacía lo que es normal en un estudiante: leer, hacer las tareas, ver televisión, pero la soledad siempre estaba ahí, conmigo, o detrás de mí,. Permaneciendo. Era un musgo la soledad.

No me recuerdo triste. Ese periodo fue lo suficientemente rico en sentimientos y experimentos intelectuales para poder decir que fue el que más definió favorablemente mi modo de ver la vida y de relacionarme con el Mundo. Leía a Nietzsche y escuchaba a Piazzolla; jugaba futbol (a veces solo, si es que eso es posible) y pasaba horas revolviendo mapas y revistas en la Librería Kosmos.

Se que una tarde de lluvia estuve sentado al pie de la puerta de una habitación que daba a un jardincito con rosales, sé que escuchaba Fuga y misterio, y días después habría de comprender que esa música era la sangre en el sistema circulatorio de mi alma, y llenaba las venas como el agua llena las hendiduras de un terreno. Un terreno como aquel jardín, por ejemplo.

¿Es tango Piazzolla? Si para que su música pudiera ofrendarse en toda su plenitud a los sentidos y al alma, tuviéramos que quitarle la etiqueta de Tango, más de uno se la quitaríamos. Eso no importa. Pero tomemos en cuenta que no todo el que habla de Piazzolla ha comprendido qué fue su música, ni todo el que lo rechaza conoce las ánimas del tango. El verdadero Piazzolla se encuentra sólo en la música que dejó.





Astor Piazzolla
(marzo de 1921 - julio de 1992)